BIOGRAFÍA

En la obra de Luis García Gil (Cádiz, 1974) conviven de manera absolutamente personal literatura, cine y canción de autor. En el ámbito de la canción ha publicado Serrat, cantares y huellas, Serrat y Sabina a vista de pájaro, Jacques Brel, una canción desesperada, Javier Ruibal, más al sur de la quimera y Joan Isaac, bandera negra al cor. Su amor al cine ha dado como fruto el libro François Truffaut publicado por Cátedra y el guión y producción del documental En medio de las olas dedicado a su padre el poeta José Manuel García Gómez. También ha producido el documental Vivir en Gonzalo que ha dirigido Pepe Freire y en el que se profundiza en la obra de Gonzalo García Pelayo. Como poeta es autor de La pared íntima, Al cerrar los ojos y Las gafas de Allen. Es autor además del libro José Manuel García Gómez, un poeta en medio de las olas.




lunes, 27 de febrero de 2012

MANUEL BARRIOS

Falleció el escritor isleño Manuel Barrios que tanto hizo por la narrativa andaluza. Como tantos escritores de su tiempo ha muerto en el olvido, como si nadie  recordara el eco que tuvieron en su día El crimen o La espuela. Al leer en la prensa la noticia de su muerte me he acordado de su novela Al paso alegre de la paz que editó con Planeta en el lejano 1975.  La novela arrancaba con el atentado a Carrero Blanco (diciembre de 1973) y a partir de ese hecho crucial viajaba a los prolegómenos de la guerra civil y hundía su prosa en la barbarie de aquellos años. Al paso alegre de la paz no es una de esas voluminosas novelas que se deleitan en la morosidad narrativa. Es una novela corta, aparentemente menor pero escrita con la maestría de domina el oficio.

Casi nadie se acordará de esta novela, ni siquiera aquellos que le han dedicado sentidas necrológicas al autor de Epitafio para un señorito. Leer Al paso alegre de la paz se antoja un ejercicio interesante en esta España que sigue marcada por su pasado trágico y en el que la derecha y la izquierda siguen empeñados en hacer una historia a su medida. Rescato el siguiente pasaje del libro, dedicado al cruel asesinato de Federico García Lorca que sigue sacudiendo las entrañas de la herida tierra andaluza:

Fernando Gómez detiene el coche en la plaza de Víznar. Federico, sin darse cuenta, sigue ofendiendo a todos con la pequeña petulancia del cigarrillo rubio. La plaza está desierta, como si la gente se hubiese escondido  debajo de las piedras.

Faltan ya pocos escalofríos y pocas piquetas de gallos cavando la aurora al seguir adelante, en tumbos por la carretera que lleva a "La Colonia" donde hay un grupo de retén al mando de Nestares.

Luego, por el rumor de la acequia, la quietud del olivar que abraza Fuente Grande.

Primero es el maestro de Pulianas, Galindo González, y en seguida, Joaquín Arcollas y Paco Galadí: dos banderilleros sin fama y sin fortuna.

Cuando van por él, grita y tiembla: el niño grande que tomaba de la mano a Ana María Dalí, aterrado del ruído del mar:

- ¿Qué váis a hacer conmigo, si soy católico?...

A menos de tres tiros de piedra, los faldones de sierra de Elvira; enfrente, la de Alfacar, tan desnuda, y pasando el Camino del Arzobispo, una última huella sobre la pizarra.

Desanudarse la chalina - la chalina de sus amaneceres líricos- y respirar el alba, que será bocanada ácida y fuerte, de pajuela, y, a los diez, veinte segundos, Federico nada más que un cuerpo roto. El diecinueve de agosto. Un montón de tierra al pie de un olivo. "Muerto a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra", certifica el juez municipal...

Y "El Granadino" también muerto, enterrado desde siempre con sus versos baratos. Sin rayo que le haga ceniza ni almohada que le lleve al sueño. Seguramente enardecido ahora, que es momento de empezar de nuevo a manchar las tapias, y las piedras, y las madrugadas celestes...

Ha muerto Manuel Barrios, narraluz de una España que fue y ya casi no es, escritor incansable que pergüeñaba pasiones en las teclas de su máquina de escribir. Me he acordado también de un librito suyo titulado Retablo de picardías que prologó el gran Alfonso Grosso, otro narraluz. En su prólogo parisino Grosso recordaba haber comprado La espuela en La Librería Española situada en el Barrio Latino. Grosso confesaba que en aquella novela palpitaba una Andalucía contradictaria y milenaria, dramática y estremecedora.

Las novelas de Manuel Barrios ocupan ahora el territorio caótico y apasionante de las librerías de viejo. Ese es el destino de muchos escritores que no gozan de reediciones ni de estudios críticos ni de campañas promocionales. A Manuel Barrios se le acusó de pasar de un antifranquismo moderado a unas posiciones de derecha muy beligerantes con el partido socialista. Barrios fue uno de los muchos desencantados que terminaron abrazando el pensamiento de la derecha democrática. Por eso la izquierda no lo ha acogido como uno de los suyos, pese a su apreciable trayectoria literaria y a su compromiso constante por el advenimiento de las libertades durante los años sesenta y setenta. Se ha olvidado demasiado pronto lo que aportó Manuel Barrios a la novela española de su tiempo. Quien se acerque a su obra encontrara más verdad que mucho de esa literatura que hoy día suele encontrarse en los escaparates.

domingo, 12 de febrero de 2012

Pasión Vega recita En medio de las olas



Vicente Aleixandre afirmó en una carta dirigida a mi padre que En medio de las olas constituía una blanca oda a Cádiz. No hay mejor piropo para resumir esta oda marítima y luminosa. Pasión Vega recitó de modo extraordinario este largo poema en el documental homónimo que Pepe Freire dirigió en 2009. Producir y escribir este documental quedará siempre como una de las mayores satisfacciones personales de mi vida. Recuperamos la voz lírica de mi padre, su labor titánica en tiempos difíciles, en el yermo cultural de la posguerra, más yermo todavía si imaginamos aquel Cádiz que había sufrido la tristemente célebre explosión de 1947.

Importa poco que los gestores políticos de la ciudad de Cádiz sigan ignorando el legado de José Manuel García Gómez, que Ignacio Moreno Aparicio y el Ateneo Científico, Literario y Artístico hayan sido incapaces de rendirle homenaje alguno, que nadie se acuerde que el Arco de la Rosa sigue en pie gracias a la defensa que de él hizo José Manuel García Gómez, cosa que contó y por escrito Fernando Quiñones. No duelen estos olvidos ni alguna que otra infamia, porque mi padre vivirá siempre en la voz de Pasión Vega o en la de Serrat o en la de Joan Margarit que han recitado sus versos. Vive también en la voz flamenca de Carmen de la Jara o en la guitarra soñadora de Fernando Lobo. Pepe Freire y yo construimos un documental a su memoria que habla por sí solo, que dibuja el amor a la cultura de un hombre entregado por entero a su ciudad. La voz de mi mujer Carmen Paúl servía de hilo conductor a este sueño que hicimos realidad y que presentamos en el Festival de Alcances.

miércoles, 8 de febrero de 2012

CÁDIZ DESDE LA TORRE TAVIRA



Poema de José Manuel García Gómez al que le puso música Juan José Alba. Canta Carmen de la Jara. Extracto del documental En medio de las olas.