BIOGRAFÍA

En la obra de Luis García Gil (Cádiz, 1974) conviven de manera absolutamente personal literatura, cine y canción de autor. En el ámbito de la canción ha publicado Serrat, cantares y huellas, Serrat y Sabina a vista de pájaro, Jacques Brel, una canción desesperada, Javier Ruibal, más al sur de la quimera y Joan Isaac, bandera negra al cor. Su amor al cine ha dado como fruto el libro François Truffaut publicado por Cátedra y el guión y producción del documental En medio de las olas dedicado a su padre el poeta José Manuel García Gómez. También ha producido el documental Vivir en Gonzalo que ha dirigido Pepe Freire y en el que se profundiza en la obra de Gonzalo García Pelayo. Como poeta es autor de La pared íntima, Al cerrar los ojos y Las gafas de Allen. Es autor además del libro José Manuel García Gómez, un poeta en medio de las olas.




jueves, 25 de julio de 2013

DILETANTE 8 (BERNADETTE LAFONT)

Quien ama el cine ha debido amar alguna vez a Bernadette Lafont,  la primera musa de Truffaut cuya presencia vibraba en aquel cortometraje titulado Les mistons, principio de muchas cosas. En aquella poética de sentimientos Truffaut ya avanzaba el cine que quería hacer. Allí estaba una jovencísima actriz a la que evocamos ahora y siempre montando en bicicleta, imagen misma de la felicidad filmada. 

Contra la muerte la memoria del cine, la actriz de dicción fabulosa sosteniendo en su mirada el peso de la Nouvelle Vague y de lo que vino después como aquel enorme Jean Eustache que la filmó en La maman et la putain, el mismo año que Truffaut la eligió para ser la imprevisible Camille Bliss de Una chica tan decente como yo. Convengamos que aquella película es de las menos afortunadas de la filmografía de Truffaut, especie de desahogo o de juguete cómico tras la intensa y visceral Dos inglesas y el amor. Pese a ello Bernadette Lafont iluminaba la pantalla con su mera presencia. Ya no era aquella semiadolescente de Les mistons. Ahora era una mujer de treinta y tres años, capaz de ser Camille y de ser también la Marie de La maman et la putain sin perder de vista la referencia de Michel Simon en Boudú sauve des eaux. Porque así la sentía Truffaut con una vitalidad que resultaba conmovedora, con una fuerza y una expresividad fuera de lo común que hallaba en el cine una forma de huida del sinsabor cotidiano.  

En esa doble presencia cinematográfica quisiéramos detener ahora las palabras, el fulgor inacabable de la actriz, el latido del cine. No queremos saber que la musa de Truffaut hoy ha dejado de existir para ser polvo enamorado. Preferimos evocarla en la pantalla en la que germinaron los sueños de la Nouvelle Vague o reunida en Antibes un verano de 1971 comentando con Truffaut y el guionista  Jean-Loup Dabadie los pormenores de la entonces futura Una chica tan decente como yo.