BIOGRAFÍA

En la obra de Luis García Gil (Cádiz, 1974) conviven de manera absolutamente personal literatura, cine y canción de autor. En el ámbito de la canción ha publicado Serrat, cantares y huellas, Serrat y Sabina a vista de pájaro, Jacques Brel, una canción desesperada, Javier Ruibal, más al sur de la quimera y Joan Isaac, bandera negra al cor. Su amor al cine ha dado como fruto el libro François Truffaut publicado por Cátedra y el guión y producción del documental En medio de las olas dedicado a su padre el poeta José Manuel García Gómez. También ha producido el documental Vivir en Gonzalo que ha dirigido Pepe Freire y en el que se profundiza en la obra de Gonzalo García Pelayo. Como poeta es autor de La pared íntima, Al cerrar los ojos y Las gafas de Allen. Es autor además del libro José Manuel García Gómez, un poeta en medio de las olas.




martes, 13 de agosto de 2013

DILETANTE 9 (ORIOL MASPONS)

El latido del sueño de la gauche divine permanece ahí, en este rostro seductor que nos mira, en Teresa Gimpera fotografiada por Oriol Maspons que ya está del otro lado del espejo, quieto como los retratos que conforman su historia. 

El oficio de vivir rondaba por la calle Muntaner. Las noches de Bocaccio surcaban los ojos de la Gimpera, aquí en rutilante expresión de querer llevarse la vida por delante. Todo bello rostro necesita su poeta, su versificador, y aquí lo fue Oriol Maspons que puso la cámara y el endecasílabo como otros pusieron la etiqueta para definir a quienes se concentraban en Bocaccio. 

Joan de Sagarra dejó escrita por vez primera la etiqueta gauche divine en 1969 y Juan Marsé parodió sus formas y modos en un relato titulado "Noches de Bocaccio" por el que también transitaba Teresa Gimpera, eterna damisela retratada por Oriol hace tanto tiempo que muchos ni siquiera lo recuerdan. Pero ahí queda la actriz y su mirada y la boca que volaba por Tuset Street y la piel desnuda, ligera de equipaje, que se dejaba querer por el sol de Calella de Palafruguell. 

Algo tuvo que ver Teresa Gimpera en el nacimiento de Bocaccio, algo o mucho nos dicen las fotografías que revuelven cajones, instantes y músicas.  De la Gimpera dijo Oriol Regàs en sus memorias que era una de las mujeres más hermosas que había conocido y el señor Bocaccio conoció a muchas mujeres hermosas: "Cuando entraba en un restaurante todo el mundo giraba la cabeza para seguir sus pasos...". Ese fulgor teresiano lo hizo suyo Oriol Maspons en esta imagen que simboliza mucho de aquella gauche divine conspiradora que  conversaba y tomaba copas en Bocaccio. Por ahí también anduvo un tal Joan Manuel Serrat, chico de barrio al encuentro del cosmopolitismo de una generación irrepetible. 

GUÍAS DE CÁDIZ

Julio Malo de Molina acaba de publicar una exquisita guía arquitectónica de la ciudad de Cádiz. La ha editado Mayi cuya línea de publicaciones sigue siendo absolutamente ejemplar. Me sumerjo en la prosa intensa de Julio Malo de Molina y descubro nuevamente la ciudad amada, la vieja ciudad con sus tres mil años de historia, con sus torres como pupilas, con su pañuelo de amargura y con su luz conmovedora. Y me acuerdo de otra guía exquisita, la que escribiera mi padre a finales de los años sesenta de un siglo ya pasado y que Julio Malo de Molina omite en su bibliografía esencial, una guía indudablemente más relevante que aquella otra que diera a imprenta José Manuel Caballero Bonald y que sí aparece citada. 

Cádiz de José Manuel García Gómez fue publicada por Everest y constituyó todo un éxito editorial como demostraron las sucesivas reediciones de las que gozó. Hace unos días mi queridísimo amigo José Manuel Serrano Cueto encontraba entre sus libros la guía de mi padre en versión francesa y el hallazgo quiso compartirlo conmigo. De pronto el nombre de José Manuel García Gómez brotaba en la lejanía de un tiempo perdido, escribiendo a mano las cuartillas que sintetizaban su verdad de paseante solitario del Cádiz antiguo. Y uno -eterno rastreador de las cosas paternas- buscó entre papeles señales de aquella guía que se acompañó de fotografías del entrañable Ángel García Movellán. Y encontré el cruce de cartas con la editorial leonesa, el largo proceso de gestación y una fecha de agosto de 1968 -tal día como hoy- en el que se le hace entrega de treinta y dos ejemplares de esa guía escrita con tanta pasión, un trabajo que siempre habría que citar por la intensidad lírica de sus páginas. 

En la fotografía de Movellán que acompaña a este texto vemos a José Manuel García Gómez mostrándole su flamante guía de Cádiz a José María Pemán. Como testigo un representante de la editorial Everest. Al escribir estas líneas hago sonar de fondo a Alfredo Zitarrosa que canta "Por los médanos blancos". Porque somos ese carro de mimbre de la memoria antigua, ese mar que bañó nuestra infancia y ese verso que nombró el silencio. 

domingo, 4 de agosto de 2013

TORRE TAVIRA




Mi padre hizo un poema de la contemplación de Cádiz desde la Torre Tavira. Retrató y adjetivó la ciudad lírica e indolente, la ciudad del fulgor y del ocaso, del mar infinito y de la decadencia también infinita. Mi padre compuso una oda muy distinta de la que tejía el largo poema que tituló "En medio de las olas" y que era un abrazo luminoso, una oda blanca a Cádiz según le dijera por carta Vicente Aleixandre. 

Mi padre que ya no está se emocionaría escuchando las versiones del poema de Fernando Lobo y de Carmen de la Jara. El primer registro sonoro del poema apareció con motivo del documental En medio de las olas dedicado a la memoria eterna de José Manuel García Gómez. Luego el poema de la Torre Tavira ha seguido creciendo en la voz flamenca de Carmen y en la voz lírica de Fernando hasta formar parte del repertorio de ambos, de sus discografías y de la entraña misma de sus músicas itinerantes.

El otro día Carmen de la Jara ofrecía un recital intenso en El Pay Pay navegando por la música de los poetas sin ceñirse a lo estrictamente flamenco. Tuve la fortuna de acompañarla en el escenario con dos poemas que preludiaron su recreación de "Cádiz desde la Torre Tavira" cuya composición debemos y debo a Juan José Alba quien le acompañaba a la guitarra. El poema de mi padre volvió a cobrar vida en el corazón del Populo, muy cerca del Arco de la Rosa que él mismo evitó que demoliesen hace ya tantos años que nadie quiere recordarlo ni reconocerlo. 

Pero ya hay recompensa en estas dos versiones que valen mucho más que una placa puesta por el Ateneo de Cádiz en comitiva encabezada por su presidente Ignacio Moreno Aparicio. Fernando Lobo, Carmen de la Jara y Juan José Alba obraron el milagro de revivir los versos dormidos del poeta que nació en la calle Cervantes. En febrero del año que viene se cumplirán veinte años de su muerte.